Arquitecto Julián Sirolli


Entrevistador: Arquitecto Juan Molina y Vedia
Lugar y fecha: Buenos Aires, 1° de septiembre de 2005
Fecha de ingreso a la FADU: 1964
Fecha de Egreso de la FADU: 1971

Yo alumno - Yo arquitecto

 Arquitecto Julián Sirolli (JS):- Bueno, yo entré en la facultad en el año ’67, justo después del golpe de Onganía; creo que no sabía muy bien de qué se trataba. En realidad quería estudiar psicología y Onganía había cerrado la facultad de filosofía. Como había un curso de verano y mis padres decían que yo dibujaba bien, cosa que, después comprobé, no era cierto y tenía algunos parientes pintores vinculados con las Bellas Artes. Dije: “bueno, voy a ver” y me entusiasmé. Creo que no me di cuenta de qué se trataba, hasta el tercer año, cuando tuve de ayudante a Jorge Moscato. Creo que ahora como docente pasa un poco lo mismo, los chicos… tengo hijos que están estudiando, una hija, y no se dan cuenta muy bien de qué se trata la carrera. A veces dudo si me he dado cuenta realmente, pero hay un punto en el que se produce un clic y creo que a mí me sucedió en Arquitectura III, no sé si porque “Mosca” era mi docente o porque a todo el mundo le sucede para esa época. Esos años de facultad fueron de una enorme riqueza, recuerdo que en el curso de ingreso estaba muy asustado porque estaba solo, no tenía ningún compañero que estudiara arquitectura conmigo y fuimos al cine “Unión”. Nos daban unas películas…

Arquitecto Juan Molina y Vedia (JMyV):- En el cine de la “Unión Ferroviaria”. Es un edificio que hizo mi viejo, en la calle Independencia con una puerta de la gran siete…

JS:- Medio Art Deco…

JMyV:- Sí, la hizo Don Mario.

JS:- En la primera clase pasaron una película, creo que era “Pato Donald en el mundo de las matemáticas”. Muy interesante. Cuando terminó, se paró un tipo y pidió hablar. Bonta, el profesor, le dijo que no podía y, como este tipo insistió, se pararon cuatro o cinco señores, le pegaron y lo sacaron del cine.

JMyV:- ¿A quién le pegaron?

JS:- Al chico que quería hablar. Hacía muy poco que había subido Onganía, le pegaron porque el tipo se resistió a callarse. Eso me marcó muy profundamente, me produjo una enorme indignación. Yo diría que el signo principal de esos años fue el compromiso político. Se comenzó a ver que no había ninguna posibilidad de entender lo que pasaba sino era a partir de ese compromiso. Vistos después del ’76, fueron años de una dulce rebeldía nada más, y uno participaba con distintos grupos en distintas posiciones pero, a lo largo de toda la carrera, el signo fue un compromiso de la disciplina con la realidad y un compromiso casi de militancia política. Creo que eso nos marcó a todos. Incluso después, para lo que sucedió en la siguiente década y yo creo que para lo que sucede ahora; por ejemplo yo ahora soy candidato a concejal en Morón. Tiene que ver con haber pensado siempre que la vida de uno está signada por ese compromiso. Además tuvimos una particularidad en el taller, que en ese momento era de Ellis: había dos talleres que, sabíamos, eran de derecha. Eran el de Ellis y el de Casares. Pensé que debía estar ahí, en el más difícil, para también poder discutir algunas cosas. Efectivamente se produjo una rebelión, no lo recuerdo bien, pero creo que estaba en Arquitectura III. No era una rebelión contra Ellis, que casi ni aparecía…

JMyV:- Porque tenía uno a la mañana y otro a la tarde; tenía como sub-talleres.

JS:- Sí, en uno estaba “Pupi” Cortiñas, en el otro, “Boullón” y Fernando Serra. En aquella época nos enojábamos mucho con esos tipos. Hacia el año ’71 ó ’72 la facultad explotó y esa explosión que tenía que ver con ciertas posiciones progresistas que tendían a cambiar. En aquella época decíamos “la regla T por la máquina de escribir” y tratábamos de diferenciarnos metiendo la disciplina en la discusión política. Creíamos que el objeto de nuestra presencia era la disciplina  y que ésta debía tener una relación con el país en el que vivíamos o con el mundo, porque a veces incluso salíamos a la calle para pelear contra la guerra de Vietnam que sucedía muy lejos. Recuerdo que hacíamos un esfuerzo muy grande en medio de las tomas de facultad y de las movilizaciones por seguir trabajando, por hacer las entregas. Nos quedábamos hasta las tres de la mañana discutiendo, después salíamos a esa hora de la facultad e íbamos a una pizzería que había en Plaza Italia y seguíamos ahí hasta las seis de la mañana. No sólo discutíamos política, discutíamos lo que estábamos haciendo; había un gran entusiasmo y una confianza en que lo que hacíamos era muy importante y que podíamos cambiar el mundo. Llegó un momento en que la situación empezó a endurecerse, después vino la caída de Lanusse y la llegada del Peronismo al poder. Se produjo un cambio sustantivo. En aquel momento recuerdo que nuestros héroes eran Stirling y el Team X, el cuestionamiento a los maestros. Hacíamos cosas que se planteaban como utopías pero que hoy uno empieza a ver que no eran tales. Cuando veíamos el “Archigram”, planteaban esta visión de transformación permanente. Por ahí en ese momento eran ciudades que caminaban, las walking city, las plug-in city y uno ve lo que estamos haciendo ahora: esta arquitectura de la indeterminación, en la cual uno define estrategias y los usuarios definen las tácticas de ocupación de las obras, todo eso nos parecía sumamente interesante. Recuerdo especialmente algún proyecto que con el cual nos cargaban: como estaba todo vinculado con todo, le hice una casa a un amigo en la cual no le hicimos habitación de servicio, porque creíamos que eso se terminaba y ya nadie iba a servir a nadie. El tipo todavía está enojado conmigo. Cuando ya habíamos echado a Boullón y a Ellis, en los ejercicios de la facultad hacíamos una especie de falansterios. Hacíamos la auto-evaluación, votábamos las notas en asamblea. Los docentes eran hegemónicos en la discusión y de alguna manera volcaban su saber en las votaciones, que eran mucho más estrictas. Las notas que poníamos eran más duras que cuando lo hacían sólo los docentes, porque queríamos demostrar que lo que hacíamos estaba bien y no era una avivada ni una trampa de los alumnos. Por eso poníamos un gran esfuerzo en las evaluaciones. Recuerdo que esa discusión era un momento muy interesante del aprendizaje, nos peleábamos mucho.

JMyV:- Torcello también habló de la auto-evaluación. Él se auto-evaluó con un grupo para decidir si entraba o no a la facultad y se decidió entrar. Dijo que se discutía muy seriamente, que eran discusiones muy buenas, lo cual parece una fantasía.

JS:- Por supuesto que había tipos que creían que si evaluaban los estudiantes iban a aprobar todos, pero después se llevaban algunas buenas sorpresas. Recuerdo que, pensando que la sociedad cambiaba, hacíamos viviendas que no tenían comedores o cocinas porque esa era una actividad común que no tenía por qué hacerse individualmente…

JMyV:- En el ’69 hubo un congreso de la UIA, el concurso para estudiantes lo ganó Alejandro López con un proyecto, al cual voy a poner en la exposición ya que lo donó. Con los condensadores sociales del constructivismo ruso, dirigido por Marcos Winograd, se ganó el concurso mundial y fue enviado a Holanda. Ahora está en el archivo de la FADU, en una caja que hicieron los holandeses para devolvérselo. Era en Villa Lugano. Alejandro dibujaba muy bien. Está toda la villa dibujada y aparecen los aparatos de los condensadores sociales.

JS:- La casa era el lugar para dormir y todo lo demás se hacía de manera colectiva. Recuerdo la fachada de un edificio muy largo que no tenía núcleo circulatorio, el núcleo era como las escaleras de las bibliotecas, esas escaleras que están tomadas de arriba y se van desplazando para ir a buscar los libros. El núcleo se movía a lo largo de la fachada y a uno lo ubicaban como en los edificios de cocheras con ascensor actuales.

JMyV:- Creo que Mederico (Faivre) alguna vez hizo un hospital o un edificio con bandas en que el conector era un tubo que se desconectaba y se enchufaba en otro lado. Era el concurso del Hospital Garrahan, o alguno de esa época.

JS:- los edificios tenían unas vías paralelas al la fachada, por donde se trasladaba una torre móvil con la escalera ay los ascensores. Estábamos un poco locos.

JMyV:- Un compañero mío en San Pablo, Mario Boccara, está haciendo una universidad en que todos los departamentos están montados sobre rieles. Van y vienen, van a un lado y vuelven, son movedizos.

JS:- Creo que ya empieza a suceder, por lo menos en los edificios que estamos haciendo en el estudio. No se mueven los edificios, pero se mueven bastantes cosas o tienen una gran capacidad de transformación. Quizá sin este pensamiento extremo sobre la movilidad no hubiéramos podido pensarlos ahora. Del congreso que me hablas recuerdo que no hubo uno, sino dos…

JMyV:- Me han contado toda clase de escenas de ese congreso.

JS:- Nosotros participamos en el segundo. Recuerdo que el oficial era en un edificio en la calle Suipacha, una torre de vidrio, uno de los primeros curtain wall que se hicieron en Buenos Aires…

JMyV:- Era en la esquina de Córdoba y Florida, López León hizo el primer curtain wall. No era arquitecto y vive todavía. “Roly” Schere lo encontró en un tren hace unos años, firmaba “López León arquitectos” para que no le hicieran juicio porque él no era arquitecto. Hizo otro edificio en la calle Sucre y la vía, era un arquitecto que hacía arquitectura moderna pero no era arquitecto, hizo esa fachada de vidrio que era la primera…

JS:- Creo que en el San Martín era el oficial y después acá hacíamos uno paralelo, en ese momento yo estaba haciendo la conscripción y los militares me usaban para dibujarle cosas espantosas…

JMyV:- Yo dibujé muebles para mi capitán en la conscripción, bibliotecas, toda clase de muebles…

JS:- Te voy a contar una historia, que quizás sea un paréntesis: yo era asistente de un coronel que era muy inteligente y, en una ocasión, iba a dar una conferencia. Tenía un pizarrón de estos con eje que se giran, me hizo hacer un mapa con banderitas con la posición de los regimientos y unas cintitas. Me dio un trabajo terrible. Después vino y pegó del otro lado un afiche; cuando lo pegó dije “mi coronel, lo puso al revés, porque cuando dé vuelta el pizarrón le va a quedar patas para arriba.” “No, soldado, el que puso al revés el mapa es usted”, me dijo y perdí un día de facultad porque tuve que hacerlo de nuevo. Era muy inteligente y muy malvado. Recuerdo que me daba mucho miedo ir al congreso con uniforme de colimba, encima un congreso en el que impedíamos que entrara gente y cosas por el estilo. El miedo fue otro signo de nuestra época, creo que eso también nos ha marcado. El miedo que apareció cuando por primera vez empezamos a ver que en alguna manifestación alguien sacaba una “45” y tiraba, entonces ya lo empezamos a vivir de otra manera. Después se transformó en terror cuando empezaron a desaparecer amigos. Por ejemplo, cuando me recibí, nos fuimos de la facultad. Me recibí en el ’74 y fui docente hasta el ’76, volví a jurar unos cuantos años después. Recuerdo que mi papá me esperó en una pizzería en Plaza Italia y me acompañaron mi mamá y una tía, por si me secuestraban. Él me esperaba ahí por si yo no volvía a tal hora, que es lo que hacíamos en las manifestaciones. Por eso recuerdo que el miedo fue un ingrediente, que todavía llevamos sobre los hombros. La experiencia en lo académico fue fantástica. Esta noción de que éramos nosotros los que decidíamos me pareció que estaba bien, honestamente creo que estaba bien, así como el cuestionar todo lo que nos llegaba. Creo que el pensamiento crítico en el que fuimos formados está muy bien…

JMyV:- Mi viejo decía que las malas facultades pueden producir muy buenos alumnos siempre que tengan capacidad crítica de reacción. Creo que en mi generación eso también pasó, en el cese del ’55 y el paso al ’56. Cuando juntemos toda esta historia de 50 años, esto que vos me estás contando se va a unir a otros momentos parecidos. Es muy interesante ver en la actualidad que deberíamos incentivar a los alumnos para que tomen la palabra. Si solamente hablamos nosotros, esto no funciona. En las correcciones se forman arcos: la primera fila escucha, la segunda escucha más o menos, la tercera no mira nada y la cuarta está en cualquier lado. Hay que trabajar en mesas entre ocho personas que ponen lo que están haciendo y lo discuten entre ellos, se forman grupos más chicos donde no es posible que un tipo esté esperando con un rollito que le hagan lo que ellos llaman la “corrección”, esto es: vienen un rato, se ocupan de su proyecto y se las toman. Es común en los talleres hacer colas como si fuera un trámite. Llegan, hacen sus minutos de corrección y se van. Agarraron viaje enseguida con la nueva propuesta, están todos de acuerdo y se trabaja por mesa: son ocho personas; si bien cada uno tiene un laburo individual, los ochos forman un grupo, da resultados; yo lo insinué hace varios años, pero ahora lo planteé ya con más fuerza y lo están haciendo. Todos están contentísimos por cómo funciona. Nadie está esperando a nadie, llegan y se ponen a trabajar.

JS:- Ahí hay dos cuestiones que tienen que ver con estos años de facultad: una es el respeto por los alumnos, que seguimos teniendo. Tiene que ver con lo que vivimos, sin dudas, pero algunos docentes llegan a pensar que existe quiebre entre los chicos y nosotros. Esto no sólo tiene que ver con un problema de edad. Tienen una formación distinta de la nuestra. Me he enojado con más de algún docente que dice que los alumnos no leen y lo ve como una cosa terrible…Quizás vean el mundo de otra manera. Pero hay muchos (no algunos) que piensan muy bien.

JMyV:- Yo a los alumnos los veo muy bien, con muchísima energía. Para mí es más un problema el docente que el alumno.

JS:- Yo creo que estamos en vísperas de una nueva ignorancia: que es la nuestra, no la de ellos.

JMyV:- ¿Vos conocés el texto “El maestro ignorante”? Es de un tipo extraordinario, que explica como desde la ignorancia se enseña de una manera espectacular y extraordinaria.

JS:- Creo que están viviendo en otro mundo, que hay mecanismos distintos de llegar al conocimiento. No sé si ese respeto se acrecienta porque tengo hijos de 22 y 23 años. Mi hijo mayor, que estudia matemáticas, hace unos días estaba viendo en la televisión uno de estos programas de construcciones, en el cual explicaban el efecto del viento en unos edificios muy altos. Todo lo mostraban a través de unos gráficos fantásticos donde el tema se entendía muy claro. Entonces le dije “qué bueno sería tener esto en la facultad, porque las cosas se entenderían muy claramente, lo gráfico enseña mucho”. A eso me respondió que cuando las cosas se entienden muy rápidamente a lo mejor se entienden con poca profundidad, por eso veces es mejor leerlas. Me dejó helado.

Creo que ninguna persona razonable puede pensar que los chicos son unos tontos. Yo estuve en la facultad con gente de diversas procedencias y de distintos sectores sociales, en nuestro pais el acceso a la Universidad es muy democrático. No me refiero a si es gratis o no. Hoy tengo alumnos que son albañiles, o empleados bancarios. Casi todos trabajan. Y eso es maravilloso. No es la universidad que vivió mi viejo, que pertenecía a un sector social. Sospecho que ese cambio se produce con el gobierno peronista, no en la universidad, sino después.

JMyV:- Un compañero de mi viejo, el arquitecto Lepera, era hijo de un panadero. Le tomaba los apuntes de las teóricas de la mañana a Mario Roberto Álvarez y se los daba todos cuando llegaba a la tarde, porque Álvarez era celador del Buenos Aires y no podía ir. En su entrevista habla de ese homenaje a Lepera, que le daba todas las teóricas. Es mi padrino, aparece en mi partida de nacimiento. Era del grupo “Insurrexit”, donde también estaba Coire, un grupo de izquierda que había en los años ’30 y fundó la Universidad Obrera de la Construcción en el ’37. Ahí daban clase a los obreros de la construcción sobre lectura de planos, hormigón, geometría, historia del arte; una organización extraordinaria. Estaba mi viejo con Lepera y otros arquitectos más. Ungar, Delia Ingenieros, la hija de José Ingenieros… una experiencia que terminó a los dos o tres años. Algún día te voy a contar por qué. Estaba Mario Bunge, que era mi tío.

JS:- Yo trabajé bastante con Coire en Morón y era una delicia escucharlo. Estaba diciendo que la universidad en la argentina es muy democrática. Leí hace unos días en el diario Clarín que alguien decía que cuando en la Argentina se hablaba de la decadencia de la educación, había que recuperar algo que no se había perdido: la extensión de la educación. Afirmaban que todos tienen un acceso a la educación diferente del resto de América Latina o de muchos países. Algo parecido sucede en Uruguay y en Cuba, pero en eso creo que somos privilegiados. Este criterio de inclusión nos ha llevado a tener un taller de masas, con el que siempre he estado de acuerdo desde que participábamos con vos en el TA.NA.PO. Creo que en la facultad de hoy hay ciertas tendencias muy peligrosas a retroceder en ese sentido. Me parece terrible cuando dicen que no quieren una facultad gorda, como diciendo que cuando somos muchos corre riesgo su existencia. Creo que existen técnicas de trabajo en el taller que permiten perfectamente administrar grupos masivos, tener discusiones de los docentes, hacer estructuras piramidales, no hay absolutamente ningún problema. Te diría que hay algunos días en que somos más docentes que alumnos, porque que la docencia es una especie de postgrado permanente.

JMyV:- Así es, yo lo considero una investigación y un postgrado permanente, tanto la docencia como las obras. Las obras no son consideradas investigación, los evaluadores no te dan puntaje, pero no significa nada, porque los puntajes de investigación los ha creado gente de otras carreras. Una obra, un proyecto, una obra construida es una investigación que además está concretada. No deja de ser una investigación, sino que es más que una investigación: es la investigación puesta en práctica. Fijate que la facultad está plantada de forma que eso no entra o dictaminan que un investigador debe ser full-time. Para mí un full-time no es una persona que enseña todo el tiempo arquitectura; un full time es un tipo que hace obras y enseña, es full-time en arquitectura, no en la enseñanza. Si no hay tipos que no construyeron ni una pieza en una azotea y ahora son doctores. Hay una cantidad alarmante, una especie de doctorados rarísimos. Llamar full-time a eso y no permitirle a un tipo tener obra es una decadencia universitaria que lleva de 40 a 50 años. Pero en los talleres todavía se mantiene una fuerza latente que no se dio por vencida.

JS:- Creo que hay un gran interés de parte de los chicos. Nosotros tenemos grupos de 25 alumnos, en los cuales hay un arquitecto responsable y un ad-honorem que le ayuda. Pero además hay otros tres docentes que son ex alumnos, que se quieren quedar. Se quedan siete, ocho años. En ese caso el problema de la relación docente-alumno, que está en discusión, no es tal, es a la inversa. Lo que es muy injusto es que la universidad funciona con el esfuerzo de todas esas personas…

JMyV:- Y repartiendo la guita mal. Ahora dan aumento, pero el tipo que gana más, cada vez gana más y para el que gana poco, el 20% de ese poquito no es nada.

JS:- Sí, eso es un tema muy difícil. Incluso la militancia gremial se hace ridícula para nosotros ¿Por qué vamos a pelear por ganar, en vez de $280, el doble? No tiene sentido, así que se aprovechan.

JMyV:- Alguna vez me comentaste sobre el barrio de la cooperativa, que hiciste en pasos sucesivos.

JS:- Sí, estamos terminando el salón de usos múltiples, los espacios comunes…

JMyV:- ¡Ah! Sigue en marcha, ¡qué experiencia! De un montón de años.

JS:- Sí, de muchos años, deben haber tardado veinte años en terminar el barrio.

JMyV:- Sería bueno que aparezca algo de esto en la exposición.

JS:- Sí, lo vamos a mostrar. Estaba con el tema de los concursos. Inmediatamente después de recibirnos ganamos un premio. Después vino la etapa en que no pegás una y decís “soy un tonto”. Pero cuando empezás a analizar te enterás que todos participan en todos los concursos y nadie dice nada y que todos aparecen muy cada tanto, salvo en alguna excepciones con tipos muy capaces lo hacen con más frecuencia. Hay un esfuerzo muy grande de todos los arquitectos metidos en este sistema. Sabemos que, por lo menos, es uno de cada diez. Más allá de las arbitrariedades o de los pensamientos distintos, de un montón de cosas que uno podría analizar, para nosotros en el estudio ha sido una actividad muy importante. Hemos dedicado mucho tiempo, algunas veces la hemos pegado y la mayoría no, pero siempre decimos con mi socia, Claudia Resta, que le dedicamos la mayor parte del tiempo a cosas no productivas. Creo que nos abocamos a ganar plata el 20% del tiempo, el resto a la facultad y a los concursos, a divertirnos, (por lo cual mi esposa a veces se enoja un poco conmigo). El tema de los concursos ha sido una experiencia interesante sobre la que seguimos trabajando. Hay otra experiencia que, creo, hay que contar a los chicos: es la labor en el estado, como funcionario, la necesidad de comprometerse en alguna actividad que nos necesite. Los municipios necesitan de buenos arquitectos. En el estado, en los institutos de la vivienda se tiene que producir una renovación con arquitectos  mejor formados. Son estructuras que están anquilosadas hace muchísimos años, hacen una arquitectura realmente muy antigua, participan de un sistema burocrático. Me parece que hay que renovarlo, la función pública también es un lugar para un arquitecto.

JMyV:- Y durante una época los mejores arquitectos en la municipalidad, por ejemplo, Bereterbide y Vautier trabajaban para la ella.

JS:- También Coire. Los barrios que hicieron fueron hechos para el estado, eso debería volver a suceder.

JMyV:- La mejor arquitectura desde el ’30 hasta el ’50.

JS:- Creo que si estamos en presencia de un estado que empieza a reconstruirse y de un país que empieza a transformarse en otra cosa, es un lugar donde hay que estar, y en ese sentido con Moscato hemos trabajado en Hurlingham. Él como secretario y yo como director de gestión urbana, así como con Luis Ibarlucía. Fue una experiencia fantástica que te hace poner en el lugar del otro al escuchar las críticas, y en lo difícil que es romper toda esta…

JMyV:- …y el tema de las escuelas, me contaste.

JS:- Trabajamos para una consultora que había sido contratada por el gobierno de la provincia.

JMyV:- ¿En qué quedó eso?

JS:- Algunas se construyeron.

JMyV:- Pero gran parte quedó.

JS:- Gran parte quedó. Es una lástima, porque esas las vamos a exponer, para mí están bien.

JMyV:- No, era buenísimo ese trabajo, yo vi lo que hizo Roly.

JS:- Todos trabajamos en ese momento para la provincia. Lamentablemente estaba (Carlos) Ruckauf. Sé que algunas se están haciendo. El trabajo con el estado es una posibilidad que no se debe descartar. Ahora estamos trabajando con Fredy Garay en el Plan Federal. También es muy difícil, cuesta romper la inercia. Específicamente, estoy tratando de asesorar a los municipios que hacen los proyectos. En general no nos dejan asesorarlos, no les gusta.

JMyV:- Uno de nuestros ayudantes, Néstor Monterubianessi, trabaja en el municipio de San Martín.

JS:- Estuve trabajando con él en San Martín, tuve una muy buena relación.

JMyV:- Es muy inteligente, me dio un escrito muy bueno.

JS:- Mi relación con estos tipos de San Martín quizá sea la mejor de todas; son radicales y muy buenos tipos.

JMyV:- Está en el taller.

JS:- Sí, yo no lo sabía cuando lo encontré el otro día, lo conozco porque lo veo siempre con Mariví (María Victoria Besonías).

JMyV:- Él me presentó el otro día un trabajo sobre esto; se quejaba de algunos problemas de medidas, de restricciones y de falta de criterio para plantear el programa.

JS:- Creo que el Plan Federal está mal planteado.

JMyV:- Mal barajado.

JS:- Mal barajado desde Nación. Hay algunas nociones terribles, como por ejemplo que las viviendas son muy pequeñas.

JMyV:- Sobre todo porque es un aparato que no se puede ampliar. Se lo ponés a una familia y es como un sobretodo metálico.

JS:- Eso es terrible, que no se puedan hacer ampliaciones es una cosa inconcebible. En la facultad aprendimos todo lo contrario.

JMyV:- Creo que la relación político-técnica está en pañales. No hay relación, porque  las elecciones son tan reñidas que los políticos sólo se especializan en conseguir poder. Pero no tienen tiempo de aprovecharlo, porque si piensan qué hacer con el poder se distraen y pierden el poder, lo gana el otro. Es como el juego del chino que movía platos y tenía que mover 10 platos: si mueve uno y se olvida, se le cae el otro. Tomar el poder es el plato que mueven todos y el técnico viene después. Entonces no lo mueven y, cuando por suerte hay un tipo iluminado, ahí hay algo que anda mejor, pero la macana es que el plan general sale mal barajado.

JS:- Sí, yo creo que hay una cuestión. Hay una relación difícil entre el sabio y el rey. Son dos personajes con capacidades distintas que muchas veces se odian entre sí. Esto parece que sucede porque uno conoce la verdad y además la dice, y el otro que es el que maneja el poder y la oculta. Además le molesta que el que sepa la verdad sea el profeta. Era una discusión muy interesante, porque se relaciona con esto. Ésta es la razón por la cual en algunos municipios ni siquiera nos reciben. Pero hay un error previo, de concepción, que es el del programa mismo. Por ejemplo, con objetivos como bajar el nivel de hacinamiento, hacen casas muy chicas pero con dos dormitorios. Entonces te dicen: la casa debe tener 44 m2, porque esa es la cantidad de plata que tienen, pero con dos dormitorios, porque si tiene uno estoy produciendo hacinamiento. Es terrible es de una perversidad…

Nosotros no estamos tratando de construir viviendas sino de construir barrios…

JMyV:- Esa es la primerísima cosa, el barrio tiene elementos comunes que dan lo que no podés poner en una casa; los famosos condensadores sociales son eso: el almacén, el club, y si no podés hacer tantos baños, hacés baños en un club que además es una escuela y ahí se bañan todos.

JS:-  Hasta una calle, que es un pequeño boulevard, le da identidad al conjunto, una esquina…

JMyV:- La vivienda concebida desde los dormitorios es una equivocación, la vivienda tendría que empezar con la idea de barrio, la vivienda es el barrio,  a partir de ahí trabajás…

JS:- Eso es muy difícil, porque hay otra concepción, aun en municipios progresistas como el de Morón, con los cuales he tenido serias discusiones.

JMyV:- Alguien quería llevarme a ver eso,  sos vos…

JS:- Sí, yo. Pero el conjunto Goldemberg, el de los bloques. En ese lugar hay un barrio transitorio que hizo Onganía con unas casas monstruosas.

JMyV:- Rodolfo Livingston escribió un artículo sobre ese barrio.

JS:- Eran como cajas de 6 por 3, con el techo de chapa al alcance de la mano. Cada dos casas había un baño y una cocina compartidos. La casa tenía una puerta y ninguna ventana: eran transitorios, los mandaban ahí y mientras comenzaban a construir el barrio de Goldemberg. Cuando lo construyeron, los intrusaron y se quedaron ahí para siempre. Esa es la villa. El resto son los bloques que están muy destruidos. Ayer estuve allí. Cuando estudiaba y después de recibido, incluso militando, estuve mucho en las villas. Pero ayer me pasó algo parecido al momento en que entré a la facultad y le pegaron a ese tipo que quería hablar: cuando llegué al lugar me produjo un golpe muy fuerte, a veces hasta me da vergüenza vivir como lo hago porque el nivel de pobreza y miseria es tan grande, tan distinto al que vimos nosotros hace treinta años. Uno ve una situación intolerable…

JMyV:- El día 15 se estrena la segunda parte de “Memorias del Saqueo”, de Pino. Ayer me invitó a ver el preestreno. Habla de todo este tema, ahora la llevan a Venecia y el 15 la estrenan acá.

JS:- Además es terrible para todos, para ellos y para los que están afuera. Hay una cuestión que pinta el problema con claridad: la calle del borde de la villa. Todos los autos van muy rápido, porque si paran en un semáforo los asaltan, lo que tiene como consecuencia que quienes viven en la villa no pueden cruzar la calle. Hace unos días mataron a un tipo que iba con un muchacho en silla de ruedas. Cuando cuento esto los vecinos del Palomar me dice el señor en silla de ruedas era usado como señuelo para asaltar a la gente, entonces alguien le habrá dicho: si te aparecen con un paralítico, pisalo porque te van a asaltar. Es una tragedia de los ambos lados, porque sospecho que en parte las advertencias eran ciertas. Entonces el tipo mata a una persona para que no le saquen el estéreo. O el auto, no importa


JMyV:- La película de Pino es muy intensa. Es terrible, pero está filmando lo que hay que filmar, lo que es necesario…

JS:- Lo que también sentí es que yo era “el otro”, que todos somos “los otros” para ellos. Es una relación muy difícil, porque uno está bien vestido y no importa lo que diga, está claramente identificado como el sector que los está jorobando.

JMyV:- Va ser interesante que aparezca esta observación, porque van a aparecer los rascacielos, van a aparecer todas las cosas, lo mismo pasó con la gente del ’60. La primera parte con Álvarez, Testa y Solsona fue más sintética, no pudo aparecer eso. Pero con tiempo uno podría hacer aparecer los barrios de Coire. Lo que hicimos hasta ahora es algo esquemático, más no podemos hacer, pero por lo menos estamos dando un paso.

JS:- Hay otra experiencia: Nosotros tenemos un estudio, además de estas cosas hacemos edificios y ahí también es interesante la relación entre lo que estudiamos en la facultad y la realidad. Valoro enormemente los elementos conceptuales que nos da la facultad. En los últimos años estamos trabajando mucho en algunos temas como el de la indeterminación o la noción del caos y el orden que vimos hace unos años leyendo a Koolhaas. Uno podría decir “pucha, que estamos haciendo con estos planos que se inclinan y se mueven”. Cuando uno va a trabajar parece que es cierto aquello que piensan los holandeses: cuando hicimos el primer edificio habíamos dicho “vamos a hacer la mitad de los departamentos chicos y la mitad grandes”, resulta que el tipo vendió todos los chicos y no podía hacer lo mismo con los grandes, con lo cual en el segundo dijimos “hagamos todos departamentos chicos”. Entonces venían a comprarle grandes porque la situación económica iba cada vez peor, hasta que descubrimos que teníamos que hacer una especie de contenedores vacíos para que el tipo vendiera como pudiera. Eso fue fantástico, porque nos metió en investigaciones tecnológicas sobre las estructuras. Gracias a los avances que ha habido con los software de cálculo de estructura las cosas se de una manera mucho más compleja y nos permiten hacer losas sin vigas de 10 metros de luz. Eso después permite ductilidad en el armado. Cuando uno lo piensa en la facultad con tabiques que se mueven y se corren, que después en la realidad son ladrillos huecos que se tiran abajo y se vuelven a hacer en otro lado, sin el concepto de caja flexible eso no se podría hacer. Cuando uno se pregunta cuál es el impacto de esa planta en la fachada y empezás a hacer una fachada que también es indeterminada, donde una ventana no esta arriba de la otra sino que puede ubicarse en cualquier lugar, uno empieza a aprender geometrías nuevas. Aunque no sean las geometrías de esos grandes paños con postigo de aluminio corredizos, la manera de poner los agujeros en la pared de ladrillo también es otra.

JMyV:- Nosotros trabajamos en Avellaneda cuando todavía estaba la “Negra”, el frigorífico, antes del shopping sur. Tenemos todos los proyectos, Cherny estaba con nosotros. Estuvimos trabajando tres años con Reese en Avellaneda y después voltearon todo, no lo hicieron. Habíamos previsto una estación de ómnibus, pero queríamos conservar ese edificio que luego hicieron pomada, primero el Shopping Sur lo rompió un poco, creo que fue Juan Carlos López. Después Carrefour se lo compró. Carrefour volteó uno de los frigoríficos más grandes del mundo, con todas las maquinarias. Era un tremendo museo industrial. Ahora para el turismo sería  clave en ese lugar.

JS:- Carrefour produce más degradación de la que ya había. Moscato está haciendo el plan estratégico de Avellaneda.

JMyV:- Él conoce el plan de Bereterbide para Avellaneda. Porque yo tengo los tres tomos de ese plan, lo estudió para un intendente peronista en el año ‘50, el Dr. Falo. Trabajaron Bereterbide y el ingeniero Brianzo, tenemos todo el plan acá, en el archivo.

JS:- Nosotros estamos haciendo un ejercicio ahora cerca de las canchas donde está la estación Bullrich de cargas…

JMyV:- Hay unos puentes metálicos que se usan en todas las buenas películas argentinas. Lautaro Murúa siempre estaba ahí, ese puente le gusta a la gente de cine. Hay uno que es larguísimo, las vías van para Lomas de Zamora.

JS:- Cuando hacemos en la Facultad, proyectos de escala urbana, podemos ver que los monumentos de Rossi en la periferia son las infraestructuras.

JMyV:- La arquitectura de esa época es buena, estaba el mercado lanar más grande del mundo. Hicimos un proyecto de utilización de ese mercado y la mujer de Armendáriz, que era el gobernador de ese momento, lo estaba destruyendo. Conseguimos pararlo para poder hacer un reciclaje, para usarlo, porque era el mercado lanar más grande del mundo, no era poca cosa. Ahí está ahora el supermercado Wal-Mart, también rompieron todo. Lo que pasó en Avellaneda es un desastre. Pero yo tengo un registro de Avellaneda en el año ’85, que es cuando estudiamos esto. Decile al Mosca que lo tengo.

JS:- Le voy  a decir. Con ese tema de que los trenes están elevados y la relación entre ese lugar y el cero estamos haciendo un ejercicio previo a resolver la transferencia, que es mover masas de gente por un piso que se mueve. Eso genera una manera de pensar las cosas que, después, cuando diseñamos…

JMyV:- El zoológico de Ferrater en Barcelona está hecho de esa manera, usó la teoría de los fractales. Tiene unos planos que van bajando y aparecen las diferentes terrazas. Estuve en ese lugar cuando se estaba terminando para inaugurarlo. Saqué fotos y hablé con él sobre cómo hizo todo ese trabajo. Es un trabajo topológico previo a que pasara todo lo demás, una escultura hecha sobre el terreno con un sistema en el que no resuelve los detalles en planos sino en el lugar. Dice “acá va a haber un detalle”. Cuando resulta necesario, va y lo hace en el lugar. El proyecto es una cosa genérica que después se termina sin lo que era la documentación, como se llamaba , que pretendía dominar todo hasta el final. Después debía cambiarse el sello todo el tiempo, porque había que hacerlo de nuevo…

JS:-  Cuando te cuento todo esto del movimiento de piso y del espacio como continuo…

JMyV:- Te voy a dar un libro que tengo, se llama “Paisajes Radicales” y habla de todo ese tema.

JS:- Eso tiñe después la actividad profesional y tiene que ver con la facultad que cursamos. Tratamos todo el tiempo de relacionar las dos cosas, que la teoría no se transforme en una fuga de la realidad. Cuando estudiamos los fractales de Mandelbrot, o miramos las obras de Zaera Polo, o de cualquier otro que nos deslumbre, es necesario estudiar en profundidad cada cuestión. Y si pensamos desde lo conceptual lo que proponen, y trabajamos con algunas de esas ideas, vamos a ver claramente, que a nosotros, en otro territorio, con otra historia, y otras necesidades, el proyecto nos “da” otra cosa. Ni lo que ellos hacen, ni lo que hacíamos nosotros. Sobre todo si uno trata de superar noción banal de la moda y de lo superficial. La cuestión metropolitana, el territorio, las posibilidades tecnológicas, y sobre todo los programas (la necesidad) son temas sustanciales para producir una profunda renovación, y una vanguardia latinoamericana diferente de la de la Croquis

Creo que la facultad en la que discutíamos, nos peleábamos e íbamos a las villas, de alguna manera ha teñido la forma de ejercer la profesión. No nos ha permitido desvincular vanguardia de realidad.  Por eso, aquella Facultad fue una maravilla. Y la de estos últimos años  también. Bueno, en realidad es mejor.

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